PEDRO ASTIVIA VIDAL

martes, 23 de julio de 2013

APRECIACION ARTISTICA

Elementos de la apreciación artística



La apreciación artística se concibe como un proceso en el que están implicados una obra única y original con ciertos atributos y diferentes tipos de espectadores en busca de valoraciones, experiencias significativas y sentidos. 



Una perspectiva más profunda del fenómeno de la apreciación del arte, nos lleva a considerar que tanto la obra artística como los espectadores o público, están inmersos en una cultura que condiciona los modos de expresión y apreciación de las artes. 



Integran el conjunto de los elementos de apreciación artística, un espectador motivado a una apropiación simbólica de la obra. Y por supuesto, la obra: Una forma de expresión determinada en principio por ciertas reglas o convenciones al servicio de una intención comunicativa y/o expresiva que el espectador va a construir a partir de sus conocimientos y sensibilidad.



Un espectador tendrá que atribuir a una obra artística tema y contenidos expresados con originalidad e imaginación (sustancia). Por su parte, la obra, estructurada como expresión a partir de ciertos principios que ordenan sus signos en tiempo y espacio (forma), evidencia el toque personal del artista (técnica) que le dan un distintivo particular. Utilizamos aquí el término técnica no sólo para referirnos a la maestría en el manejo de los materiales, sino a la integración de forma y sustancia en una creación original. 

La sustancia es el tema que el artista trata de comunicar; su concepción o su sueño, los aspectos de la vida que desea subrayar o expresar, las emociones, sentimientos, estados de ánimo o ideas que quisiera compartir con su público. El valor artístico de esta sustancia se mide por su originalidad, su verdad, su cualidad imaginativa y su sinceridad. 
La forma se utiliza para proyectar o transmitir estos sentimientos o ideas. Sólo mediante una forma determinada se podrá proyectar la sustancia. Ésta puede ser un poema, un cuento, una danza, un drama u obra teatral, o cualquier tipo de expresión artística. 
La forma constituye el producto tangible del artista. La forma incluye determinadas reglas, fórmulas, pautas, convenciones o esquemas, cualquiera que sea el término que seleccionemos, la historia ha demostrado muchas veces que las convenciones de una forma cambian y que las reglas o principios no deben limitar el arte: aunque cada arte constantemente crea reglas. 
La técnica es el tercer elemento, que consiste en ajustar o combinar la sustancia y la forma. Constituye el método personal del artista para lograr su fin e implica la selección y el arreglo de sus materiales para conseguir un efecto determinado. La técnica es además el elemento que distingue la obra de un artista de otro; a menudo se le llama su estilo o cualidad personal, porque se trata, en esencia, del auto proyección del artista. Por ejemplo, el cine, el teatro y la televisión, son muy semejantes en cuanto a su sustancia y su forma, pero varían muchísimo en su técnica. 

El propósito final de todo arte es transmitir las ideas o emociones del artista: Producir placer estético y ayudarnos a comprender la vida. 

Fuente: Wright, Edward A. Para comprender el Teatro Actual
Tercera reimpresión. Fondo de Cultura Económica. 1995 

Experiencia de la apreciación artística
Analizar, interpretar y valorar son las tres operaciones básicas a realizar, si se quiere tener una experiencia con el arte que no se quede en lo trivial.
Para analizar, es importante observar, escuchar o dado el caso, interactuar con la obra. Al mismo tiempo, es importante hacer una descripción de los elementos constitutivos de la obra, desde los más sencillos a los más complejos: sonidos, colores, formas, escenas, etc.
Al interpretar, se deben considerar las características expresivas de los elementos que conforman una obra artística en función del tema y sus contenidos.
Valorar una obra conlleva a emitir un juicio, luego de situarla dentro de una genealogía, un periodo histórico, una tendencia, su género y estilo. La valoración tiene por finalidad descubrir el grado de originalidad de una obra. El espectador además cuenta con otras opciones para apropiarse de una obra:
        Identificar y disfrutar la estética de sus elementos configurativos bajo los principios de armonía, contraste, espacio, composición, y ritmo.
        Percibir los posibles efectos que una obra produce en su sensibilidad, transformando su gusto, su manera de percibir la realidad, de pensar el arte, por citar algunos ejemplos.
        Asociar la obra artística a cualquier tipo de conocimientos, experiencias, vivencias, recuerdos, y a otras obras o expresiones en otros medios, no necesariamente artísticas. En otras palabras, vinculando a la obra con una historia íntima, personal, con otra objetiva de referencias entre obras artísticas (artes plásticas, danza, teatro, música), y de obras artísticas con otras manifestaciones estéticas (artesanías y diseños).
        El goce de una obra artística, puede provenir de circunstancias y detalles inesperados, sorpresivos, fuera de todo cálculo o estrategia para abordar la obra. Detalles de su realización técnica, de su producción, cambios notables entre una reproducción y la obra original, son sólo algunos ejemplos de las gratas sorpresas que guarda el arte a quien está dispuesto a dedicarle tiempo y atención.
        Otra manera de intensificar el disfrute de la obra artística, consiste en formular hipótesis de sentidos, significados y efectos posibles de la obra, y compartirlas con otras personas, explicándolas y analizándolas. Buscando diferencias y consensos para validar nuestro juicio estético.

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